viernes, 13 de noviembre de 2009

NOVELA REALISTA. TEMAS

a. El amor y sus problemas. La temática amorosa suela adoptar varios modos:
1) El amor imposible es el caso del amor entre hermanos, descubierto cuando ya es difícil oponerse a los hechos consumados, como sucede en La madre naturaleza, de Emilia Pardo Bazán.
2) Otra situación extrema bastante común es la del vínculo amoroso en el que entra a formar parte un clérigo. Aunque el problema puede resolverse sin excesivos traumas (como sucede en Pepita Jiménez, de Valera), lo más frecuente es que el desenlace sea mucho más desdichado (La Regenta, de Leopoldo Alas).
3) La pareja problemática será otra situación que provoque abundante materia argumental. Los problemas de la pareja pueden deberse a la diferencia de edad (La Regenta) o a insalvables disparidades sociales (Tormento, de Galdós). A veces el conflicto adquiere tintes más sutiles, como la confrontación ideológica o el abismo psicológico y vital que separa a Fortunata de su marido, Maximiliano Rubín, en Fortunata y Jacinta, también de Galdós.
b. Matrimonio y adulterio. Si las dificultades amorosas surgen dentro del matrimonio nos vamos a encontrar con un argumento privilegiado en la novela de la segunda mitad del s. XIX: el adulterio. El desenlace fatal de la situación adúltera es el más frecuente (La Regenta, por ejemplo), pero en alguna novela puede llegar a un estado cercano a la caricatura, como sucede en Lo prohibido, de Galdós, donde José María Bueno se enamora sucesivamente de sus tres primas, movido exclusivamente por el estímulo de que estén casadas. Desde luego, este núcleo temático viene respaldado por la condena social que en el momento tiene la relación extramarital de uno de los cónyuges, sobre todo si se trata de la mujer. No debemos olvidar que ésta, cuando abandona el hogar, puede ser conducida de nuevo a él por la fuerza pública. Si la mujer es la sorprendida en adulterio, el castigo que algunos códigos penales (por ejemplo el francés) llegan a prever es la pena de muerte. Por el contrario, el hombre no corre estos riesgos. Ante esta situación "real" no debe sorprendernos que el protagonista literario de estos hechos sea, en las cuatro esquinas de Europa, siempre la mujer (Madame Bovary, del francés Flaubert; Ana Karenina, del ruso Tolstoi; La Regenta, del español Leopoldo Alas).
c. Dualismo religioso. Uno de los dualismos que más éxito tuvo fue el religioso que, a partir de la Revolución de 1868, se muestra en la novela a través de la confrontación entre clericalismo y anticlericalismo. La defensa o el ataque a la religión no se van a centrar en el propio sentimiento religioso, sino en la sociedad que lo experimenta y, sobre todo, en el clero que lo representa oficialmente. Las posturas religiosas son, casi en términos absolutos, manifestación de la ideología de los autores: progresistas y anticlericales contra conservadores y clericales.
d. Dualismo político. Por otra parte, la visión política del mensaje literario se desbordará también a partir de 1868, y los autores dejarán entrever en sus novelas su peculiar ideología política.
e. Los cesantes. Como consecuencia de la mecánica política de turnos de partido en el poder (cada cambio de gobierno implicaba el cese de los funcionarios administrativos ligados al partido anterior), que es el asunto central de una novela como Miau, de Galdós.
f. Enfrentamiento campo-ciudad. Los novelistas de ideología conservadora (Pereda, Alarcón, Palacio Valdés, etc.) tenderán a una idealización de la vida rural, que será el escenario de las "buenas acciones", el paisaje "positivo", mientras que la ciudad, el mundo urbano, será el escenario "negativo". Por el contrario, los representantes de la ideología liberal (Galdós, Clarín, Blasco Ibáñez, etc.) suelen preferir la ambientación urbana o muestran el lado negativo de la sociedad campestre (como ocurre también en Valera).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.